“Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto.”
Éste es el mundo en el que los niños pobres tienen que vivir.
Sinopsis:
De mayor Zezé quiere ser poeta y llevar corbata de lazo, pero de momento es un niño brasileño de cinco años que se abre a la vida. En su casa es un trasto que va de travesura en travesura y no recibe más que reprimendas y tundas; en el colegio es un ángel con el corazón de oro y una imaginación desbordante que tiene encandilado a su maestra. Pero para un niño como él, inteligente y sensible, crecer en una familia pobre no siempre es fácil; cuando está triste, Zezé se refugia en su amigo Minguinho, un arbolito de naranja lima, con quien comparte todos sus secretos, y en el Portugués, dueño del coche más bonito del barrio.
Publicada por primera vez en 1968, Mi planta de naranja lima es la emocionante historia de un niño al que la vida hará adulto precozmente. En esta novela, José Mauro de Vasconcelos recreó sus recuerdos de infancia en el barrio carioca de Bangú con un lirismo y una ternura que cautivaron a los lectores desde su aparición y que la han convertido en uno de los libros más leídos de la literatura brasileña contemporánea.
Opinión:
En México hay una biblioteca inmensa que tiene el nombre de este escritor. Esto debería de ser suficiente para que me diera cuenta de lo importante que era este personaje, pero no me di cuenta hasta que leí este libro. Es uno de los libros más tiernos, y a la vez tan triste, que he leído.
El autor con la voz de un niño te atrapa en la historia, llena de ternura. Es un libro que recomiendo mucho y que incluso me hizo llorar. Cualquiera que lo lea se dará cuenta de lo hermosa y realista que es esta historia, y éste es el mundo en el que los niños pobres tienen que vivir.
Frases y Citas:
“Parece que están demasiado viejitos para la vida y cansados de todo…”
“Matar no quiere decir que uno tome el revólver de Buck Jones y haga ¡Bum! No es eso. Uno lo mata en el corazón. Va dejando de querer. Y un buen día la persona muere.”
“Ahora ya sabía lo que era el dolor. Dolor no de recibir golpes hasta desmayarse. No de cortarse el pie con un pedazo de vidrio y recibir puntos en la farmacia. Dolor era eso que llenaba todo el corazón, con lo que la gente tenía que morirse, sin poder contarle a nadie el secreto. Dolor era lo que me daba esa debilidad en los brazos, en la cabeza, hasta en el deseo de dar vuelta la cabeza en la almohada.”
“Porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.”
“Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto.”
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