“Un ruiseñor preso en la red de un cazador
cantó con más dulzura que nunca,
como si la fugaz melodía
pudiera volar y apartar la red.
Al anochecer, el cazador cogió su presa.
El ruiseñor jamás su libertad.
Todas las aves y todos los hombres tienen que morir, y morirán,
pero las canciones eternamente vivirán.”